20 junio 2008

secretos

Muchas cosas pueden atormentar a nuestra alma. Pero, sin duda, lo que más la atormenta son los secretos.
Todos guardamos algún secreto. Alguna cosa que no nos atrevimos a decir en su momento y que, con el tiempo, se convierte en una sombra que se queda ahí, acechante, para recordarnos que somos humanos.
Unas veces son nuestros miedos intolerables. Otras, los deseos más inconfesables. Otras, amores que nunca llegarían a sobrevivir a la luz del día.Son el vivo reflejo de que el alma no puede sincerarse hasta el extremo de ser transparente, porque de ese modo perdería su razón de ser: para ser algo tan íntimo, para sentir que sólo nosotros sabemos la totalidad de lo que pasa en nuestro interior. O quizá porque debemos siempre (por algún error de diseño) mantener una espinita que nos clave en la sensación de vulnerabilidad y nos recuerde que nunca seremos perfectos ni acabados. Que siempre habrá algo (confesable o no) irresuelto.



4 comentarios:

Anónimo dijo...

Quizá una de las cosas más dolientes sea almacenar historias que deseamos compartir, pero no por el hecho de guardarlas, sino porque no se encuentra ningún receptor adecuado. No sé, pero creo que en esta sociedad la gente está por lo general bastante sola.

He llegado aquí a través de una mención en el blog de Alena.

Saludos.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo contigo. Creo que hay demasiada gente sola. Siempre la misma contradicción, ¿no? que en un mundo super-poblado quepa sitio para tanta soledad extrema. El mundo se equivoca. El hombre se equivoca... Quizá estamos tomando el sendero equivocado...

Anónimo dijo...

Porqué no puede ser compatible la necesidad de compañía con la de soledad?, puede parecer contradictorio pero me parece posible, y hasta normal...
Otra cosa es que cueste encontrar personas con las que te sientas a gusto hablando o compartiendo...
"El alma no siempre puede sincerarse hasta el extremo de ser transparente", nos expondríamos demasiado, se nos podría herir muy fácilmente, es prudencia, que a veces, bien está.
Pero sin un poco de transparencia..., cómo te comunicas?, cómo vives?
"La transparencia, Dios..., la transparencia..." Juan Ramón Jiménez
Lo he leído en Celebració de la mel, d'Antoni Tàpies, sobre sus pinturas con barnices.
Todo muy recomendable
Besos de miel

Anónimo dijo...

Si... supongo que lo nuestro es ser islas que tienden puentes de vez en cuando, ¿no?
Sin embargo, me quedo con las palabras del poeta:

"Y al fin reina el silencio.
Pues siempre, aún sin quererlo,
guardamos un secreto."
Gabriel Celaya

P.D. Gracias por tus recomendaciones!
Besos!