26 septiembre 2009

ayuda

Hace unos días cogí mi bici y me fui a la biblioteca de mi ciudad. Cuando salí, unas horas después, mi bici estaba colgada del revés en su aparcamiento. Alguien la movió (no sé si con intención de robarla o de jugar) y a causa de ello se salió la cadena y se enredó en el pedal. Yo la aguanté allí mismo con una mano y con la otra le desenredé la cadena... y entonces me di cuenta de que no tenía ni idea de cómo arreglar aquello.
Cuando era peque eso habría sido un momento, porque recuerdo haber tenido esa habilidad... y yo iba renegando mientras la apoyaba en una pared y pensaba qué hacer.
En ese momento, cuatro niños que habían estado presenciando la escena con curiosidad, vinieron a preguntarme si me podían ayudar, a la vez que uno aguantaba la bici, y otro se arrodillaba para coger la cadena, y entre los cuatro se iban dando instrucciones en un idioma que yo no entendía (creo que en árabe).
El resultado fue que en un periquete mi bici estaba arreglada y mis cuatro salvadores ya tomaban otro rumbo (supongo que hacia sus casas por la hora que era), casi sin dejar que les diera un pañuelo para limpiarse la grasa o que les diera las gracias como es debido.

Somos diferentes. Tenemos culturas muy diversas. Pero cuando estamos en un aprieto nos parecemos mucho, seamos del color que seamos. La diversidad da miedo, a uno y otro bando, pero está claro que si aprendemos a vivir juntos y no desconfiamos por el aspecto de cada cual, el resultado será una sociedad mucho más libre.

22 septiembre 2009

hace pocos días

Hace pocos días murió alguien a quien yo quería como a una hermana.
Quizá debería decir quiero (y no quería): debo hacerme consciente de que la muerte no me podrá quitar eso, porque la seguiré queriendo, aunque la eche de menos cada día en las cosas más cotidianas.
Era una persona que se reía todo el tiempo, y que disfrutaba de reír con los demás... Hoy paseaba por la ciudad y me daba cuenta de tantas cosas que habíamos hecho juntas.
Mi realidad es muy triste desde hace pocos días.
El tiempo pasa lento desde entonces.
Pero, aunque creo que aún no me he hecho consciente de lo que ha ocurrido, sí que puedo decir que ella, al irse, me ha enseñado una lección valiosa: nunca vi más gente en un entierro; nunca vi nadie a quien tanta gente quisiera honrar y despedir... con lo insegura que era a veces (como todos, supongo), le habría encantado vernos a todos allí, sabiéndose querida por tanta gente.
Viendo nuestra vida como una historia que no se cierra hasta que no concluye, veo la suya como la de alguien que no dejó de luchar nunca por reír, por disfrutar, por vivir.
El destino es cruel; hace poco escribía que “nunca andamos solos” y hoy en cambio me siento más sola que nunca...

Mi realidad es muy triste desde hace pocos días.