24 febrero 2011

esfuerzo personal

Leí hace unos días que el guión de El discurso del rey está basado en una anécdota. Y, si bien es cierto, uno no lo piensa en toda la película: al contrario, nos hacen vivir el esfuerzo que realiza el rey a fin de mejorar y superarse.
Lamentablemente, el problema es que en esta sociedad, que valora cada vez más el éxito fácil, hablar de esfuerzo personal es una apuesta arriesgada porque pocos entienden ya el valor que supone.
Casi sin darnos cuenta, nos vamos abocando a un mundo que parece que exija la mayor facilidad para todo. Es cierto que, si nos comparamos con nuestros abuelos, nuestra vida es más fácil: no lavamos la ropa a mano en el río, ni tenemos (en general) que cuidar  de tierras, ganado o cosas similares de sol a sol. Tenemos trabajos en oficinas, fábricas, etc. y la mayoría no realizamos esfuerzo físico más que cuando lo hacemos por elección (gimnasios, etc.).
Sin embargo, ese cambio que hemos vivido en apenas tres generaciones, no nos debería hacer olvidar que las mejores cosas que se pueden conseguir merecen y exigen un esfuerzo… aunque sólo se trate de aprender a hablar correctamente.

20 febrero 2011

la vida se va en las horas

Hace mucho que no escribo. Y lo peor de todo es que no me había dado cuenta hasta que he mirado la fecha del último post….
La verdad es que ciertos cambios laborales (para mejor, todo sea dicho) han conseguido que me olvide de una buena parte de mí (en la que se incluye ésta del blog).  Es curioso cómo nos quejamos de tener que trabajar pero los que tenemos un trabajo absorbente nos dejamos llevar y si por él fuera le dedicaríamos 24 horas al día… Es bueno que uno disfrute con su trabajo, pero deberíamos recordar cada día  más a menudo que sólo es un trabajo y la vida está ahí fuera.
Supongo que nos vamos acostumbrando a que el trabajo es algo que sabemos hacer y que, si encima se nos da bien, nos aporta gratificaciones que en otros terrenos no siempre sabemos encontrar. ..
Nos preocupamos porque pasan los días, pasan los años… pero, en realidad, la vida se va en las horas…