22 febrero 2009

la dureza de lo bello

Estas son las primeras puntas de mi sobrina.
Están ahí, tan inofensivas y bonitas... pero cuando las use por primera vez descubrirá el esfuerzo que requiere llegar a lo que uno aspira.
Ella aún es muy pequeña. Ésta será una de sus primeras lecciones en la vida. Ojalá todo lo que le queda por vivir sea siempre más sencillo.

El ballet siempre me ha hecho pensar en lo dura que es la vida: ¡parece tan bello y etéreo, aunque enmascare tan grandes dosis de esfuerzo y valor!
Es como todo en la vida: Miramos a los demás, pensamos que son felices, y no nos damos cuenta de que detrás de cualquier felicidad está el esfuerzo de cada persona por conseguirlo.
Últimamente me doy cuenta de que las relaciones con las personas requieren un esfuerzo que no siempre estamos dispuestos a realizar. Es necesario ponerse en el lugar del otro, saber cómo es, qué cosas le gustan y cuáles le duelen, para buscar las primeras y evitar las últimas... pero, en general, nos hacemos mayores, el pasado nos pesa, y acabamos juzgando a los demás a través de experiencias previas que a menudo no tienen que ver con el presente ni con quien tratamos.
Pensamos que actuamos correctamente y no vemos que detrás de nuestras palabras y nuestros actos, lo único que hay es gente que quizá no se atreve a ser sincera por miedo a que los demás no les acepten... y el baile se vuelve inconexo y grotesco.

8 comentarios:

José Luis dijo...

Cúanta razón tienes. Estás hablando de entender, o al menos admitir la alteridad, es algo imprescindible para no tergiversar la historia, y para tener amigos/as.

Anónimo dijo...

Si. Últimamente estoy intentando aprender a vivir conmigo misma, y me doy cuenta de que no es fácil. De modo que también tengo que aprender a tratar con eso que llamas "alteridad" para ser más comprensiva... Aunque me temo que es un esfuerzo utilitario: ¡si consigo entender a los demás, quizá los demás se esfuercen por entenderme!

José Luis dijo...

En efecto, es el "gen egoísta" de Richar Dawkins en acción. En el fondo todo lo que hacemos está encaminado hacia nuestra supervivencia y bienestar, incluso el altruísmo más acérrimo.

Anónimo dijo...

Bueno. Lamento corregirte, pero no hablaba de biología, sino (cómo no) de la filosofía de unos cuantos años antes... ¿Te suena John Stuart Mill? Un filósofo de la Inglaterra de los siglos XVIII y XIX (ésto último es de la Wiki, que sabes que mi memoria no da para tanto)!!

José Luis dijo...

Gracias por corregirme, no sé que haría sin tí, pero esta vez no lo creo necesario. ¿Eres capaz de separar ciencia y filosofía?

Anónimo dijo...

¡Sé que no era necesario! De lo contrario... ¿qué gracia habría tenido? ¡Solo me gusta corregir cuando no hay nada importante sobre lo que hacerlo!
Y si: soy capaz de separarlas y cuando lo hago ¡me divierto enormemente!

José Luis dijo...

De acuerdo, sepáralas, pero no mucho, que están íntimamente relacionadas. La filosofía existe gracias a los avatares de la biología.

Anónimo dijo...

Te estaba haciendo una broma... ¿Es que no sabes leer entre líneas?
Respecto a las disciplinas, no las separo. Sé que ambas tienen muchas preguntas sin resolver sobre el ser humano, y entiendo que las respuestas, cada vez más, pueden aparecer en foros multidisciplinares.
Y ¡yo misma quise estudiar la carrera de Biología una vez cuando estudiaba ciencias!