16 noviembre 2013

si tuviera un fuego

Si tuviera un fuego, lanzaría un montón de cosas. Me gustaría verlas arder. 
Empezaría por mi pasado. No ese que agradezco recordar, ni el que me alegra. Ni siquiera el que lamento que ocurriera pero me hizo más adulta... no... Lanzaría aquel pasado que hizo que me frenara, que me atascara en su momento y no me dejó avanzar.
Supongo que todo el mundo ha tenido algo así: un momento de su vida, una época quizá, que distorsiona todo lo que pasa después. 
Es algo sutil. De lo que nos damos cuenta mucho tiempo más tarde. Tanto que, a veces, hemos dejado pasar media vida antes de darnos cuenta.
En fin, yo lo lanzaría al fuego y me quedaría quieta, mirada fija y sensación cálida tanto por el calor como por la tranquilidad (que me la imagino así, cálida como una manta).
No tengo un fuego. Pero tengo algo mucho más valioso: Algo que se está cocinando y que está teniendo el mismo efecto. Algo importante que me cambiará como no he cambiado nunca. Algo que me permitirá ser una persona diferente. 
Y me encanta esta sensación de renovación. Doy por fin un paso adelante. Mi vida será otra y lo voy a disfrutar como nunca... 

22 septiembre 2013

¿ves lo que no ves?

En una ocasión vi un cuadro de un mar que me llamó mucho la atención: Onada Lateral  (Josep Niebla).
Estaba con unos amigos y les dije algo así como que se podía ver el delfín que nadaba por debajo de ese inmenso mar.

Ellos se rieron. (La amistad hace que uno pueda decir estas cosas y que no la tomen a una por loca. También hace que no me ofenda que se rían.)


Yo les recordé la caja del cordero de El Principito*. Y, mientras, me recordaba a mí misma lo difícil que es mantener la imaginación cuando uno se hace mayor. 
Se ha hablado mucho de eso y no deja de apenarme que sea tan real.

La situación también me hizo pensar en otra cosa: Recuerdo otra época de mí, aquella en la que un momento así no habría sido la excepción, sino la regla: mi imaginación era capaz de sugerir cualquier imagen en cualquier sombra, en cualquier luz...

Llevo tiempo intentando descifrar qué pasó. Por qué pasé de ser aquella niña ingenua a ser... no sé, otra persona. Otra de la que me gustan algunas cosas pero que a la vez echa de menos aquella simplicidad.

Las cosas deberían ser más simples. Tanto como que si alguien ve un delfín... ¿no podrían verlo los demás (como el cordero a través de los agujeritos)? ¿No podrían contagiarse de esa ilusión que provoca la imaginación?
La vida sería mucho más divertida y (aunque pueda sonar redundante) mucho menos seria. 

Onada Lateral. Josep Niebla  -  Col.lecció Fundació Niebla
*

04 agosto 2013

jamás en el mismo día....


Canción de invierno y de verano  -  Ángel González


Cuando es invierno en el mar del Norte
es verano en Valparaíso.
Los barcos hacen sonar sus sirenas al entrar en el
            puerto de Bremen con jirones de niebla y de hielo en sus cabos,
mientras los balandros soleados arrastran por la superficie del Pacífico Sur bellas bañistas.

Eso sucede en el mismo tiempo,
pero jamás en el mismo día.
Porque cuando es de día en el mar del Norte
-brumas y sombras absorbiendo restos
de sucia luz- 
es de noche en Valparaíso
-rutilantes estrellas lanzando agudos dardos
a las olas dormidas.

Cómo dudar que nos quisimos,
que me seguía tu pensamiento
y mi voz te buscaba -detrás,
muy cerca, iba mi boca.
Nos quisimos, es cierto, y yo sé cuánto:
primaveras, veranos, soles, lunas.

Pero jamás en el mismo día.


27 julio 2013

come, reza, ama

Hay una expresión italiana que me gusta mucho, “e se non è vero, è ben trovato”. Creo que se intuye su significado incluso sin entender esa lengua (algo así como si no es cierto esta bien pensado, bien hallado).

Algo así pensé al acabar esta novela. 
La autora dice que es autobiográfica. Yo no se si todo lo que cuenta es cierto, pero sin duda está “ben trovato”. 

Me ha acercado a determinados sentimientos en su búsqueda de la tranquilidad y la espiritualidad. La he acompañado como no recuerdo haberlo hecho en ninguna otra novela anteriormente.... Me ha llevado por sus caminos y por sus diatribas y, sin llegar a experimentar la calma que ella refiere, creo que me aproximo.

Elisabeht Gilbert. Come, Reza, Ama  (Original:  Eat, Pray, Love: One Woman's Search for Everything Across Italy, India e Indonesia (2006) Ed. Viking)

24 julio 2013

es un infierno no saber

Es curioso como a veces unas palabras que oyes por ahí revelan algo en tu interior que no acabas de concretar. 
Hoy he escuchado “es un infierno no saber”... el contexto no tenía nada que ver, pero me ha hecho pensar en algo que me pasa y que ha aparecido ante mis ojos de pronto.

Hace muchos años, poco más de dos décadas, alguien me hizo daño y nunca supe por qué. Hoy me doy cuenta de cuánto. Me doy cuenta de durante cuánto tiempo puede algo marcarnos sin que nos demos cuenta. Me doy cuenta de todas las veces que pregunté por qué sin respuesta.

Siempre me ha hecho gracia la obsesión de una amiga mía por saber por qué pasan las cosas, por qué la gente hace lo que hace. Hoy sé que todos tenemos esa necesidad de saber, cuando alguien nos hace daño, por qué motivo lo hace.
Suele haber un motivo. Yo creía que no, que puede que la gente nos haga daño sólo como un efecto colateral y que no puedan ni explicarlo. Pero no es así: siempre sabes. Otra cosa es que quieras o no explicarlo, pero sabes.

De pronto tengo tantas ganas de ponerme en contacto con gente a quien sé que dañé para decirles por qué... Gente con quien no supe relacionarme y que ahora entiendo por qué; y que me gustaría reconciliar diciéndoles por qué no supe quererles o apreciarles o simplemente escucharles...

Lo siento. No lo hice queriendo pero ocurrió porque.....   Ojalá siempre pudiéramos expresarlo. Ojalá nunca quedaran porqués pendientes de surgir...

01 abril 2013

lo de siempre


¿Lo de siempre?... Cuando en un bar te dicen eso suena familiar, suena a que te tienen en cuenta, a que se acuerdan de lo que te gusta. Es agradable.
Sin embargo, a mí me hace sentir que me he vuelto predecible... ¿lo de siempre??

Pero, lo que hay que reconocer es que, a cierta altura de la vida, casi todo es predecible... Fundamentalmente nos dedicamos a algo y, si tenemos suerte, nuestro trabajo nos gusta:
Hablaba con mi sobrina hace un tiempo sobre a qué se quiere dedicar. Le cuesta pensar qué es lo que quiere hacer sin darse cuenta realmente de lo trascendente de la pregunta. Para darle perspectiva, yo le decía que el quid de la cuestión que debe plantearse es: “¿a qué querría yo dedicar 8 horas al día en la vida?“.
Porque, seamos serios, lo de siempre es el trabajo, la ocupación en la que invertimos casi todo nuestro tiempo en detrimento de todo lo demás (amigos, familia, etc.). No es una decisión que debiéramos tomar a la ligera....

30 marzo 2013

quizá no habrá un mañana para hacer lo que postergamos


Hay lecturas que apasionan. Otras que hacen que cambie tu forma de ver la vida. Martes con mi viejo profesor* es una de éstas.
Creo que ni siquiera sé bien hasta qué punto me afecta lo que cuenta, pero sé que de algún modo lo hace:
No es la única lectura que me ha hecho pensar (más adelante contaré sobre otras lecturas recientes), pero sí creo que es un libro honesto que puede realmente plantear cosas sencillas como las relaciones que vivimos con los demás.

Supongo que todo el mundo ha pensado alguna vez en la muerte. Pensamos más o menos en serio en función de cómo nos encontramos, de cómo vivimos... y de cuán capaces somos de asumir el hecho de que un día desapareceremos de la faz de la tierra.
Si se es ateo y no se confía en nada posterior, si se cree que la vida no es más que esto y que lo otro sólo será un nuevo túnel al que volver (el mismo del que vinimos) no es demasiado agradable pensar en cuál será el fin de nuestros días.

Pero se puede encontrar el relato sobre la muerte de  Morrie Schwartz y se puede reflexionar sobre ello... Como lo hace Mitch Albom. Parece que a él le cambió la vida su relación con su viejo profesor. Quizá a muchos les cambió también leerlo.
Yo aún estoy algo conmovida y algo escéptica. No es la primera vez que me doy cuenta de que la vida es muy corta. Pero lo que él transmite no es sólo eso sino que, además, lo único que tenemos es el amor de los vecinos, las relaciones humanas, el cariño de los otros.
Se debe escuchar. Se debe compartir. Se debe olvidar lo complicado que es transmitir los sentimientos propios y aceptar los de los demás. En fin, se debe vivir plenamente en relación con las personas que nos rodean y nos conviven. 

Porque la vida es corta, quizá no habrá un mañana para hacer lo que postergamos; y, en el fondo, lo sabemos aunque no hagamos nada porque asumirlo sería aún más complicado que intentar olvidarlo...

*Martes con mi viejo profesor. (1997). Mitch Albom

04 marzo 2013

un cuerpo vacío de vida no es la muerte


Ando deambulando alrededor del  tablado fúnebre, en el silencio de la sala, con la cabeza caída, pero por más vueltas que le doy no puedo encontrar a la muerte en el cadáver de la abuela. Años más tarde aprenderé que un cuerpo vacío de vida no es la muerte. Un cuerpo vacío de vida es nada más que un cuerpo vacío de vida. Sabré que la muerte está en la vida, como fin anunciado de la gente que uno quiere y las experiencias que lo hacen a uno feliz: que asoma, como la transpiración, por los poros.  Que un cadáver es el único cuerpo donde la muerte no está. 

La canción de nosotros. Eduardo Galeano.



03 marzo 2013

me pierdo


Es fácil perderse. Yo hace días que me perdí y no he vuelto a encontrarme hasta hace poco. 
Cuando me pierdo, no escribo. Cuando me pierdo, no sé hacia dónde voy. Cuando me pierdo… en fin, me pierdo.
Tampoco se puede decir que sepa a dónde voy cuando no estoy perdida, pero al menos soy consciente de estar aquí y de querer buscar un rumbo (otra cosa es la pereza que me da empezar a buscarlo de veras).
Quizá el problema es que buscar un rumbo esté sobrevalorado. Me conformo con saber que estoy aquí. Intentaré no volver a olvidarlo.