22 septiembre 2013

¿ves lo que no ves?

En una ocasión vi un cuadro de un mar que me llamó mucho la atención: Onada Lateral  (Josep Niebla).
Estaba con unos amigos y les dije algo así como que se podía ver el delfín que nadaba por debajo de ese inmenso mar.

Ellos se rieron. (La amistad hace que uno pueda decir estas cosas y que no la tomen a una por loca. También hace que no me ofenda que se rían.)


Yo les recordé la caja del cordero de El Principito*. Y, mientras, me recordaba a mí misma lo difícil que es mantener la imaginación cuando uno se hace mayor. 
Se ha hablado mucho de eso y no deja de apenarme que sea tan real.

La situación también me hizo pensar en otra cosa: Recuerdo otra época de mí, aquella en la que un momento así no habría sido la excepción, sino la regla: mi imaginación era capaz de sugerir cualquier imagen en cualquier sombra, en cualquier luz...

Llevo tiempo intentando descifrar qué pasó. Por qué pasé de ser aquella niña ingenua a ser... no sé, otra persona. Otra de la que me gustan algunas cosas pero que a la vez echa de menos aquella simplicidad.

Las cosas deberían ser más simples. Tanto como que si alguien ve un delfín... ¿no podrían verlo los demás (como el cordero a través de los agujeritos)? ¿No podrían contagiarse de esa ilusión que provoca la imaginación?
La vida sería mucho más divertida y (aunque pueda sonar redundante) mucho menos seria. 

Onada Lateral. Josep Niebla  -  Col.lecció Fundació Niebla
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