A ti, que estás tan sola:
No nos duele la vida: nos duele la memoria. Nos duele acordarnos sólo de aquello de lo que queremos “dolernos”... Así, cuando estamos deprimidos, sólo pensamos en lo mala que es nuestra vida y lo mal que nos trata el destino... y todos sabemos que el destino puede ser muy cruel en ocasiones.
Ayer lo decía Delirics en su concierto, recordando una historia que había leído. Decía que tenemos el poder de elegir. Que somos libres en tanto podemos elegir, porque hay mucha gente en el mundo que no puede hacerlo. Lo que liga con otra cosa que dijo y me gustó: a menudo pienso más en la muerte que en el amor... Otra disyuntiva que responde a lo mismo: podemos elegir.
Así, debemos pensar que no nos duele la vida, sino la memoria, nuestra memoria, que nos evoca lo que ella quiere y no lo que nosotros necesitamos para seguir viviendo.
No nos duele la vida: nos duele la memoria. Nos duele acordarnos sólo de aquello de lo que queremos “dolernos”... Así, cuando estamos deprimidos, sólo pensamos en lo mala que es nuestra vida y lo mal que nos trata el destino... y todos sabemos que el destino puede ser muy cruel en ocasiones.
Ayer lo decía Delirics en su concierto, recordando una historia que había leído. Decía que tenemos el poder de elegir. Que somos libres en tanto podemos elegir, porque hay mucha gente en el mundo que no puede hacerlo. Lo que liga con otra cosa que dijo y me gustó: a menudo pienso más en la muerte que en el amor... Otra disyuntiva que responde a lo mismo: podemos elegir.
Así, debemos pensar que no nos duele la vida, sino la memoria, nuestra memoria, que nos evoca lo que ella quiere y no lo que nosotros necesitamos para seguir viviendo.
Eso es lo que debemos recordar cuando nos sentimos abatidos: que nuestra libertad es un camino y un trabajo. Y que tenemos la responsabilidad de andar ese camino y abordar ese trabajo. Porque la vida es lo mejor y lo peor que tenemos. El blanco y el negro. Pero en definitiva, la vida, también es lo único que tenemos.
No nos perdamos por la penalidad de la empresa, y miremos más las flores que crecen al borde del camino. Quizá nos recuerden que nunca estamos solos, que nunca andamos solos.