02 febrero 2008

Escuchar

Hace poco me he dado cuenta de que no solía escuchar a la gente. Pensaba que quizá estaba demasiado preocupada con mis problemas para escuchar los suyos... pero no, eso no encaja conmigo, porque en realidad me preocupa la gente.

Así que, después de mucho analizarlo, he descubierto que lo que me preocupaba era que me hicieran más daño. Creo que confié demasiado (y demasiadas veces) en gente que no lo merecía. Y que no lo merecían no porque fueran malas personas, o tuvieran malas intenciones... sólo no lo merecían porque no estaban dispuestos a confiar en mí.

Lo de la confianza, o es recíproco o no es nada. Se debe confiar en las personas cercanas; porque, de lo contrario, no se puede llegar a saber quiénes son, ni se puede tener paciencia con ellos, ni se puede llegar al centro de sus corazones: porque si no confiamos no abrimos los nuestros para que puedan pasar.

Hoy, o ayer, o hace unos días (no tiene importancia), empiezo otra vida: una vida en la que vuelvo a confiar. No sé a dónde me llevará este camino. Pero estoy segura que a través de él llegaré mucho más lejos que atravesando el camino huraño de la desconfianza y del alejamiento respecto de la gente cercana por el que últimamente me estaba desviando.

Vuelvo a escuchar, y me gusta lo que la gente me dice. Y espero que a la gente le guste lo que yo les pueda contar...

4 comentarios:

Eva dijo...

Les gustará, aprenderás además muchas cosas y recordarás otras que creías haber olvidado. Suerte en tu nueva andadura.

Sandra Sánchez dijo...

¿Sigues por ese camino?, ¿ha dado el fruto que esperabas?...
Me ha venido muy bien leer esta reflexión tuya...¡no sabes cuánto!

sísifo dijo...

Si. Me ha ido bien este repaso al que me llevas porque me ha permitido hacer un breve resumen 2008-2013.
y, ciertamente, me doy cuenta de que empecé un camino que está dando sus frutos años más tarde.
Curiosamente, hace poco tuve que preguntar a varios amigos lo que más les gustaba de mí y lo que menos (una tarea dura para ellos y para mí pero que resultó ser de gran utilidad)... La mayoría resaltó, entre las buenas cosas, mi capacidad de escuchar.
Me alegra saber que te sirven mis palabras. Quizá te alegre más saber que, una vez perdido el miedo, la vida se disfruta mucho más y mejor.
El miedo es un lastre inútil muy duro de eliminar. Pero conseguir ganar la batalla aunque sea sólo en parte (cierto miedo siempre queda) hace la vida más liviana.
Un abrazo amiga!!!

Sandra Sánchez dijo...

Me alegro que diera sus frutos. Qué valentía eso de preguntar lo mejo y peor de uno/a , valentía por parte de ambos, tuya y de tus amigos, no es fácil decir lo que se piensa de otra persona y a veces puede tener consecuencias nefastas. Veo que en tu caso fue bien.
Qué importante saber escuchar y qué poco se practica, todos queremos decir, hablar y que se nos tenga en cuenta pero esa otra labor de la escucha que se queda más en segundo plano nos cuesta más...
Sé mucho del lastre llamado miedo, intento deshacerme de él pero me da que me va a acompañar todavía bastante tiempo.

(He empezado por el principio en tu blog, es algo que quería hacer hace tiempo pero llevaba unos meses desconectada de los blogs, incluso de los míos, entre el verano y otras cosas y ahora aprovechando que tú también lo has puesto al día,lo he retomado. Me gusta ir leyéndote poco a poco, casi sorbo a sorbo , como si de un buen vino se tratara. Me gusta lo que leo.)

Otro abrazo para ti!