Voy a decir directamente lo que pienso de esa frase: ¡es mentira!
Si, es cierto que todo el mundo recuerda cómo subirse a la bici y pedalear... pero que sea fácil montar en bici o que no se olvide... ¡eso es mentira a todas luces! Al menos en mi caso:
Me han dejado una bicicleta, porque he decidido que a mi sedentaria existencia le hace falta algo de ejercicio regular y pensé que, dado que odio correr, era el mejor modo de hacerlo sin pasar por un gimnasio...Cuando me monté por primera vez después de 20 años en ese cacharro recordé muchas cosas, pero sobretodo recordé que hay cosas que sí se olvidan.
Independientemente de mi escasa capacidad para los deportes (que asumo a pesar de lo que pueda extraerse de este texto), me hice consciente de que cuando montaba en bici, cuando no era ni una adolescente, no tenía miedo. Incluso me caí haciéndome una herida importante en una rodilla, de la que aún conservo una especie de cicatriz, pero volví a subirme sin demora a la bici (cual caballo) y nunca le temí.
En cambio, ahora me doy cuenta de que, una vez entrenado de nuevo el equilibrio (que sí se pierde con los años) y el gusto de pedalear, lo que nunca voy a volver a recuperar, lo que sí se olvida, es esa capacidad de enfrentarse a las cosas como si no hubiera nada que perder.
Debe ser ese uno de los ingredientes mágicos de la infancia y esa receta sí que se olvida.