05 abril 2010

sencillez

Hoy hablaba con mi sobrina (3 años). Me preguntaba si me gustan las judías verdes y las patatas. La respuesta era que las judías no, las patatas sí.
Y me ha contestado con esa candidez de la que sólo pueden hacer uso los niños: "¡Pues haz una raya!
¿Y si fuera todo tan sencillo? Tanto como hacer una raya, y dejar fuera todo lo que no te gusta...
Se atribuye a García Márquez el pensamiento “Lo mejor que aprendí a partir de los 40 es a decir que no cuando es que no”.
Así que seguramente aún me quedan unos añitos para ser capaz de hacer la raya.
Será verdad que cuando nos vamos haciendo viejos nos vamos pareciendo más a los niños... al menos en distinguir lo que queremos para nuestra vida y lo que no.

4 comentarios:

Isabel dijo...

Amiga no sé si,en verdad, nos iremos pareciendo más a los niños; lo que sí creo cierto es que, con los años, acabamos acercándonos más a lo que de verdad necesitamos...

Tal vez sea porque dejamos de engañarnos a nosotros mismos...
Algo que los niños nunca hacen...
Muy hermosa entrada y reflexión,amiga.
Mi abrazo... :-)

Anónimo dijo...

Ese pensamiento me gusta: acercarnos con la edad a lo que de verdad necesitamos. Creo en ello cada día más.
Ojalá aprendamos de los niños eso de no engañarnos... gracias amiga por pasar por aquí y por tus palabras, como siempre.
Besos!!

Núria dijo...

De todas maneras, querida Sísifo, y sin querer apagar tus esperanzas, me atrevería a puntualizar algo sobre este pensamiento de futuro, porque aunque con la edad distinguimos lo que queremos de lo que no, "aprender a decir que no cuando es que no" es un segundo aprendizaje, una segunda fase del primero. Y no es fácil alcanzarlo. A veces nos vemos comiendo judías con patatas sin saber exactamente dónde va la raya...

Anónimo dijo...

Jo. Ya sé que es complicado: si García Márquez lo aprendió pasados los 40, a mi (alumna desaventajada) me quedan otros cuantos... pero bueno, voy trabajandolo, a ver qué sale!! de momento seguiré comiendo judías, muy a mi pesar....
Besitos!! sis.