Tierras de cristal. Alessandro Baricco
Otros son mis preferidos por otros motivos, pero este es simplemente bello... A la vez que absurdo, por otra parte. Es una combinación extraña, pero ¿quien dice que no pueden serlo?
Me lo compre hace 12 años. Pero los libros, como las personas, no siempre se encuentran en el mejor momento... ¿Alguna vez os ha pasado de encontraros con alguien que os gusta pero sabéis que no es el momento? Yo no sé lo que es, pero me lo han dicho alguna vez, por lo que debo imaginar que ocurre.
Lo que no me sucede con las personas, me ocurre con ciertos libros: hay historias o pensamientos que sé que no me interesan y los abandono sin más, pero de otros intuyo que si los intento captar en ese momento huirán para no volver a encontrar su lugar... Por lo que me limito a dejarlos en la estantería hasta el momento en que me llamen la atención...
Son ellos los que me gritan de pronto entre los demás. Y, entonces, ha llegado el momento de acometer esa aventura que se promete interesante...
Esta, concretamente, no tiene desperdicio. Os la recomiendo vivamente... Siempre, claro, ¡que sea vuestro momento!
5 comentarios:
...pues para libro extraño y bello muy bello también, Océano Mar.
Es muy... muy Baricco, vamos.
¿Tierras de cristal era el del arquitecto..?
¡No me acuerdo!
Hay muchos tb: City, Esta historia... a cual más original.
En fin, es solo una opinión - es que soy muy fan de Baricco, yo. :D
¡Un beso!
Entonces ¡no andaba equivocada!: cuando le recomendé a mi hermano este libro, intentaba recordar quién me había dicho hacía poco que le gustaba mucho Baricco.... creo que Ana, le dije. Veo que mi memoria (que suele flaquear), esta vez dió en el blanco!! )))
Si, Tierras de Cristal es la del arquitecto. Cuando disponga de más tiempo buscaré algún otro Baricco.... es cierto que me habían recomendado Oceano mare. Intentaré buscarlo en original y de paso desempolvar mi italiano... pero para eso sí que tendré que reservar tiempo!!
Gracias por venir y por comentar! Un besazo, sis.
Sí hay algo peor.
"La viuda Abbeg quería responderle un montón de cosas. Pero...sin saber porqué y pensando la respuesta, no encontró manera de balbucir ni una sola palabra, no le salió nada. Todo es huir, con cara de poker y ya está. Todo dentro, sabiendo la respuesta que merece. En el momento, silencio, timidez, bloqueo. Maldición. Con todo lo que uno quisiera decir... Y, en cambio, nada, no sale nada. Eso si, tres cuartos de hora despues, tengo clarisimo lo que le debería haber dicho. Y al dia siguiente, se lo piensas todo en su propia cara, ¡toma, listillo! ¿Se puede estar peor hecho?
Quique: no lo entiendo... ¿Es una nueva versión del texto?? )))
En efecto, Ana. Mi comentario es una version trivial del sentimiento de la viuda Abegg que nos ocurre a los oficinistas de Madrid con los compañeros, jefes y subordinados de vez en cuando. A los timidos y despistados más veces. Y a los expresivos como yo también y más veces de las que estariamos dispuestos a reconocer. A todos nos gustaria disolver sobre la marcha los conflictos, mosqueos y malentendidos delante de la maquina del café, en él mismo momento; pero la repentinación de los troveros de La Unión y Cartagena no es todavia una asignatura de ESO; ni la oratoria se daba en el BUP. Nuestros sentimientos y cerebros van más deprisa que nuestras palabras. Sin embargo, esa trágica neurastenia todavia no nos hace llorar como a la viuda Abegg. Mejor para nosotros. En puro vallecano diriamos "Ojo al gorila que lleva una banana de plastico." El problema de la viuda Abbeg, es que ¡el gorila es de verdad!
Publicar un comentario