31 diciembre 2008

llueve

A menudo veo la vida como una imagen borrosa. No siempre miro al frente y veo algo que se pueda reconocer. A menudo llueve en mi corazón, y no sé encontrar la salida, y dejo que se moje, y después me cuesta secarlo. A menudo me siento sola sin motivo, o acompañada cuando no hay nadie alrededor.
Pero la lluvia también puede desempañar, limpiar, aclarar... Quizá quite piedras del sendero y me ayude a caminar cuando salga el sol.

25 noviembre 2008

mi granito de arena


Con ocasión del Día Internacional contra la Violencia de Género, hace un par de días, Mutuas palabras me hizo pensar sobre la violencia contra las mujeres.

Esta mañana, en la radio me han vuelto a hacer pensar sobre ello... Me ha hecho temblar una declaración de una mujer que contaba su vida, y comparaba su huída con aquel cuento de la elefanta que, atada con una cuerda que iba de su pata a una estaca, la primera vez que estiró se hizo daño y no quiso volver a intentar escapar... pero después volvió a intentarlo y lo hizo con toda su fuerza, y lo consiguió.

Se da, además, la triste circunstancia de que he vivido de cerca una situación de malos tratos. Estos no fueron físicos. Lo pudieron llegar a ser, pero Ella fue valiente y se retiró a tiempo.
Y yo, que sólo sé de todo esto por lo que Ella me contó, sé que lo más difícil es sentir que una mujer con estudios, inteligente y con una vida independiente, se vio tan atada que no era capaz de salir. Lo más difícil es que muchas mujeres con vidas que son maravillosas, no lo saben porque tienen a un monstruo al lado que juega con su sentimiento de culpa para que no le abandonen, para que sigan sumisas...

Pero, definitivamente, lo que me ha hecho escribir este post es una mujer que ha comentado que no debemos ser pasivos, que debemos ser beligerantes, que el silencio es lo que les alimenta y les da alas para seguir.
Y me he acordado de una gran cita:
“Todo lo que es necesario para el triunfo del mal es que los hombres de bien no hagan nada.” Edmund Burke

De modo que he decidido poner mi granito de arena.

12 noviembre 2008

la cara oculta

 ¿Somos siempre capaces de mirar donde deberíamos, en la dirección que sería conveniente? A menudo pienso que cuando nos perdemos, cuando no sabemos qué rumbo tomar en la vida, es porque no miramos en la dirección correcta.
El problema que me encuentro es que no suelo saber qué dirección es esa que debería seguir.
Siempre me han gustado los trenes porque ellos sí han sabido siempre hacia dónde se dirigen. Siguen un rumbo fijo, nunca se pierden y rara vez se desvían...
Ayer, hablaban de que muchas veces la gente se oculta de los demás y que cada uno tenía sus motivos... Y comentaron: Hay gente que se oculta porque quieren que alguien les aprecie lo suficiente como para buscarlos”.
Quizá es por eso que no encuentro mi mitad... porque él tampoco mira en la dirección correcta.

27 octubre 2008

guitarra y voz

El sábado, en un concierto a dúo guitarra y voz, Carles Soriano y su padre Carlos Soriano me recordaron que no hay ningún modo mejor para escuchar música que escucharla en directo. Pero, por si eso fuera poco, hicieron un mini-recital, intercalando música, canción y poesía que fue digno de alabanza.

Viendo allí al cantante, en la soledad del escenario, sólo con su guitarra y su cañón de luz, pensaba en lo curioso que era la soledad que debe pasar el músico en ese momento cuando al otro lado, en el resto de la sala, todos nos sentíamos acompañados por esas melodías. Podría decirse incluso que en aquel momento todos estábamos solos: todos desconectados unos de otros, pendientes de aquellas notas y aquellas voces. Pero, sin duda, todos acompañados porque formábamos una totalidad que escucha y atiende.

Ya lo dijo él (me limito a sumarme a la reivindicación) que es cierto que en Mataró, (como supongo que pasará en el resto de ciudades), no están aprovechando la calidad de los artistas que nacen en su seno y que, si se fueran al extranjero y triunfaran allí (como tantas veces pasa), quizá vendrían como “profetas a su tierra”.
Ojalá empiece a darse más importancia a la cultura, como mínimo la misma importancia que se le da a otras cosas más nimias, y que la gente pueda disfrutar, como disfruté yo, de la música de calidad y en directo.

14 octubre 2008

si nos envenenáis ¿no nos morimos?

A menudo, cuando me hieren, recuerdo a Shakespeare. Yo nunca he sentido necesidad de venganza. Pero, por lo demás, me siento cercana a las palabras de Shylock...
"Me ha deshonrado, se ha reído de mis pérdidas, burlado de mis ganancias, ha escarnecido a mi nación, arruinado mis negocios, enfriado a mis amigos, encendido a mis enemigos, ¿y qué motivo el suyo? Soy judío. ¿No tiene ojos un judío? ¿No tiene un judío manos, órganos, corporeidad, sentidos, afectos, pasiones? ¿No lo nutre la misma comida, no lo hieren las mismas armas y lo someten las mismas enfermedades, no lo curan los mismos remedios, no lo calientan y enfrían el mismo invierno y verano? Si nos pincháis, ¿no sangramos? Si nos hacéis cosquillas, ¿no nos reímos? Si nos envenenáis, ¿no nos morimos? Y si nos dañáis, ¿acaso no nos vengaremos? Si en lo demás somos iguales, también seremos como vosotros en eso.

Mercader de Venecia - Shakespeare

28 septiembre 2008

ateísmo

De toda la carrera de filosofía, lo que más me impactó fue la filosofía existencial. Sin desmerecer a mentes privilegiadas como Platón (que pensó más allá de su época e incluso más allá de la nuestra), o Nietzsche, o tantos otros, debo decir que encontré mi lugar en esa filosofía que vivía el momento y buscaba aplacar la angustia vital que nos recorre a algunos.
Dentro de ese camino, me encontré con “El mito de Sísifo”, lectura que me impactó porque me sentí en muchas de sus páginas como si leyera todo aquello que yo quise decir y para lo que no encontré nunca palabras. De hecho, como ya habréis pensado, mi blog le debe el nombre a tan célebre escritor, Albert Camús, y a su reveladora metáfora de la vida.
Hace poco encontré otro libro que pensé que iba a cambiarme la vida tal como hizo el precedente. Lamentablemente (y lo digo porque habría sido interesante cambiar de dirección o de “mentor”), no fue así. He disfrutado en gran medida de ese libro, “El alma del ateismo”, de André Comte-Sponville.
Hace un alegato del ateísmo que me ha impactado. Si bien es cierto que no he buscado lagunas en su discurso y me he limitado a disfrutarlo (no comparto el gusto de buscar siempre el “talón de Aquiles” de los discursos ajenos para poder denostarlos o simplemente superarlos). Es un recorrido por todos aquellas pruebas que demuestran la existencia de Dios, a las que le da la vuelta de un modo muy inteligente para que acaben demostrando la posibilidad de su ateismo.
El problema (para mí, por supuesto) es que yo buscaba una respuesta a la angustia vital fuera del misticismo, y en cambio él, en el último capítulo, nos aporta su idea del misticismo del ateo, por el cual nos lleva a algo transcendente sin llegar a trascender ni de él mismo ni de su ateísmo.
Sin duda, sigo quedándome con la angustia de Camus pero, también sin duda, volveré a revisar el texto de Comte-Sponville, dado que es una defensa del ateísmo que me ofrece muchos argumentos a favor de mi existencialismo y mi ateísmo.

PD.: Si por algo me gusta esto del blog (a parte de lo evidente de poder decir al mundo lo que pienso sin obligar a nadie expresamente a oírlo), es que los demás también pueden decirme lo que quieran: En mi entrada “Cicatrices en el alma”, Irene (http://compartirsilencios.blogspot.com/) me recomendó este libro. Ahora es momento de agradecérselo. Un cordial saludo, Irene.

25 agosto 2008

gigantes o molinos?

Hoy he escuchado a alguien que recordaba un dicho antiguo: “quítame la honra y me quitarás la vida”, y he descubierto que aparecen esas palabras en la segunda parte del Quijote. Un rival le obliga a declarar que su dama es más bella que Dulcinea, pero después se lamenta de que su debilidad haya manchado la honra de su dama y decide enmendarlo: “Dulcinea del Toboso es la más hermosa mujer del mundo y yo el más desdichado caballero de la tierra, y no es bien que mi flaqueza defraude esta verdad. Aprieta, caballero, la lanza y quítame la vida, pues me has quitado la honra”.

El ingenioso hidalgo es un personaje que desde siempre me ha gustado. Tanto el personaje creado por Cervantes, como el que se ha ido re-creando, sobre éste, dentro de la iconografía general. Contiene valores que parece que ya no existan, o a los que no se les da mayor importancia: valores de respeto, de búsqueda y defensa de los ideales... de luchar por acabar con los gigantes, los molinos, o aquello que representara todo lo malo de este extraño mundo.

30 julio 2008

aceptar

Sin embargo, ya no tenía miedo. Lo importante no era el número. La cuenta atrás carecía de sentido. Lo importante era la determinación de aceptar a alguien sin reservas. Junpei lo había comprendido. Siempre es la primera vez y, siempre, ha de ser la última. Haruki Murakami
Qué difícil es eso de aceptar a los demás sin reservas. Tenemos tanto miedo y esperamos tanto, a menudo, de los demás... Nosotros no somos perfectos; lo vemos cada día delante del espejo, y nos lo reconocemos en voz baja cuando nos observamos detenidamente... pero después salimos a la calle, y esperamos que los demás nos den lo mejor de sí mismos. Y nos sorprende cuando nos fallan o cuando, simplemente, no hacen lo que esperamos de ellos.
Pero, si lo piensas detenidamente... ¿por qué motivo tendrían que hacer los demás lo que nosotros esperamos de ellos?

“La piedra con forma de riñón que se desplaza día tras día”
en: Sauce ciego, mujer dormida. Haruki Murakami.

01 julio 2008

El séptimo hombre

A mí me parece que lo verdaderamente temible en esta vida no es el pánico en sí mismo –dijo el hombre unos instantes después-. El miedo existe. Eso es indudable. Se nos muestra bajo distintas formas y, a veces, domina nuestras vidas. Pero lo más temible de todo es dar la espalda a ese miedo y cerrar los ojos. Actuando de esta manera acabamos cediéndole a algo lo más valioso que hay en nuestro interior.

"El séptimo hombre" en: Sauce ciego, mujer dormida. Haruki Murakami

20 junio 2008

secretos

Muchas cosas pueden atormentar a nuestra alma. Pero, sin duda, lo que más la atormenta son los secretos.
Todos guardamos algún secreto. Alguna cosa que no nos atrevimos a decir en su momento y que, con el tiempo, se convierte en una sombra que se queda ahí, acechante, para recordarnos que somos humanos.
Unas veces son nuestros miedos intolerables. Otras, los deseos más inconfesables. Otras, amores que nunca llegarían a sobrevivir a la luz del día.Son el vivo reflejo de que el alma no puede sincerarse hasta el extremo de ser transparente, porque de ese modo perdería su razón de ser: para ser algo tan íntimo, para sentir que sólo nosotros sabemos la totalidad de lo que pasa en nuestro interior. O quizá porque debemos siempre (por algún error de diseño) mantener una espinita que nos clave en la sensación de vulnerabilidad y nos recuerde que nunca seremos perfectos ni acabados. Que siempre habrá algo (confesable o no) irresuelto.



11 junio 2008

Premio de Blogueros al Esfuerzo Personal

Me acaban de otorgar el premio de Blogueros al Esfuerzo Personal. Yo desconocía que existiera y me ha hecho gran ilusión.
Empecé con esto del blog casi por casualidad, en Octubre de 2006, pensando que sería una afición pasajera, y poco a poco ha ido tomando forma. Esa piedra que todos subimos por un lado u otro de la ladera la he ido compartiendo con todos vosotros y, si no se ha hecho más llevadera, al menos sí más comprendida.
Quien me lo otorga es la
Revista Alenarte.
Y creo que las bases del premio (que debo cumplir) son estas:

1.Elegir a seis personas más
2. Guardar el premio con el enlace correspondiente a la persona que te lo ha concedido.
3. Poner las reglas en el blog
4. Expresar seis valores importantes para quien lo recibe y seis que no lo son.
5. Avisar a los premiados con un comentario en su blog.

Con lo que me resta expresar los valores que considero positivos y negativos.

Los seis valores que considero importantes:
Amor
Amistad
Sinceridad
Honestidad
Alegría
Tolerancia

Y los seis “antivalores” que considero más detestables:
Envidia
Mentira
Cobardía
Injusticia
Odio
Soberbia


Y por último, otorgar el premio a:
Mutuas palabras
En la selva
Lo que le falta al tiempo
Cocina para impostores
Compartir silencios
¡Desde aquí, un saludo a todos!!

01 junio 2008

historias pequeñas

Una historia pequeña parece fácil de contar. Al fin y al cabo, sólo se trata de escoger un momento en el tiempo, darle forma de relato y: ¡ya está! ¡ya tenemos una historia pequeña!

Pero al final no es así. Me resulta casi de genialidad la gente que es capaz de escribir una de esas historias, donde te sumergen hasta hacerte parecer uno de los personajes; te ves envuelto en una vida de cuyo pasado no sabes absolutamente nada, y tampoco sabrás nada de su futuro... te quedarás en esa especie de presente que el autor pone ante tus ojos, confiando en llegar a través de ellos a tu corazón.
Ese trabajo de detener el tiempo en un relato, y ser capaz de traer los detalles suficientes como para hacerte partícipe... encontrando el momento justo en el que la historia debe empezar, y el segundo exacto en que tiene que terminar... y ponerle palabras... Me parece uno de los mejores inventos de la humanidad.

12 mayo 2008

perdón

Yo no creo en lo transcendente; seguro que ya lo he comentado alguna vez. Así que no se me podrá tachar "de nada" si, en esta ocasión, la cita que me hace pensar es de la Biblia.
Hace días que me da vueltas por la cabeza el hecho del perdón. Me da la sensación de que el perdón, la compasión (bienentendida como la "pasión con el otro"), el ser bueno... son todos sentimientos que, por su unión durante siglos a la iglesia, están de capa caída. No digo que queramos ser malos, ni que no los usemos... sólo que a menudo me parece que se usan "disimulando" para que no puedan decir de uno que es "buena persona"... ¡con la mala prensa que tiene eso en un mundo capitalista en el que el egoista y el triunfador comparten tantas cosas!

La cuestión es que iba yo dándole vueltas a eso y, en las páginas de un libro, me encontré con este fragmento de la Biblia que me hizo pensar. Como seguro que tendrá a sus espaldas mil reflexiones, estudios y pensamientos, yo sólo os lo transmito, para que penséis cada uno lo que queráis.

Un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús entró en la casa y se sentó a la mesa.
Entonces una mujer pecadora que vivía en la ciudad, al enterarse de que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, se presentó con un frasco de perfume. Y colocándose detrás de él, se puso a llorar a sus pies y comenzó a bañarlos con sus lágrimas; los secaba con sus cabellos, los cubría de besos y los ungía con perfume.
Al ver esto, el fariseo que lo había invitado pensó: "Si este hombre fuera profeta, sabría quién es la mujer que lo toca y lo que ella es: ¡una pecadora!"
Pero Jesús le dijo: "Simón, tengo algo que decirte". "Di, Maestro", respondió él.
"Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios, el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, perdonó a ambos la deuda. ¿Cuál de los dos lo amará más?"
Simón contestó: "Pienso que aquel a quien perdonó más". Jesús le dijo: "Has juzgado bien".
Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: "¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y tú no derramaste agua sobre mis pies; en cambio, ella los bañó con sus lágrimas y los secó con sus cabellos. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entré, no cesó de besar mis pies.
Tú no ungiste mi cabeza; ella derramó perfume sobre mis pies. Por eso te digo que sus pecados, sus numerosos pecados, le han sido perdonados porque ha demostrado mucho amor. Pero aquel a quien se le perdona poco, demuestra poco amor".

Lucas 7, 37-47

01 mayo 2008

la perseverancia

Hace tiempo escuché una historia sobre la bombilla que me hizo pensar mucho. Gran invento, Internet, que me deja encontrar todo (o casi todo) lo que busco... y también porque me deja compartirlo con vosotros:

En el fondo, el químico Sir Joseph Wilson Swan, un británico, es el inventor de la bombilla. El norteamericano Thomas Alva Edison no inventó la bombilla, sino que lo hizo Joseph Swan, que no pasará a la historia porque sencillamente no hizo más que una decena de inventos. Lo que hizo Edison fue coger la bombilla de Swan (que no había patentado su invento), en la cual entraba oxígeno y los filamentos se quemaban, y trabajó con entrega hasta que consiguió un tipo de material con el cual el filamento no se quemara. Esto último fue la labor de Edison, pero el invento de la bombilla corresponde a Swan, que, sencillamente, no perseveró lo suficiente.Cuando Edison inventó la bombilla, no le salió a la primera, sino que realizó más de mil intentos, hasta el punto de que uno de sus discípulos que colaboraba con él en el taller le preguntó si no se desanimaba ante tantos fracasos. Y aquí entra de nuevo la cuestión de la percepción del error, porque Edison respondió: "¿Fracasos? No sé de qué me hablas. En cada descubrimiento me enteré de un motivo por el cual una bombilla no funcionaba. Ahora ya sé mil maneras de no hacer una bombilla".
Fuente: http://www.profesor.escuelai.com

23 abril 2008

estuve al otro lado del mundo

He estado en las Antípodas. Bueno, casi... estuve en Sydney... que casi es lo mismo. Y, ¿sabéis? Por mucho que anden al revés, al otro lado del globo, la gente es bastante parecida a nosotros.

Hubiera sido divertido, como Alicia la de Carroll, haber entrado en la tierra y aparecer allí. A cambio, nosotros tuvimos que hacer un montón de horas de avión. Lo que garantiza que, salvo que ocurra algo extraordinario, no volveré al otro lado del mundo. Y como volvimos por el mismo lado por el que fuimos, nunca podré decir que hice la vuelta al mundo... sólo la media vuelta al mundo, ¡como si se tratara de una media maratón!

Vimos canguros, koalas, e incluso al diablo de Tasmania. Vimos cómo gira el agua al otro lado del mundo, y vivimos del revés unos cuantos días. Pero, en definitiva, y aunque con más verde y más extensión, lo que vi de Australia no difiere demasiado de lo que puedo ver en mi ciudad o en alguna otra.

Sin embargo, de vuelta estuvimos en Bangkok. ¡Eso sí es ver cosas diversas! Estuvimos inmersos en una cultura totalmente diferente a la nuestra, que hace a la gente ser de otro modo de verdad. El budismo, la reencarnación... ver cómo se comportan, lo tranquila que es la ciudad a pesar de la miseria en la que viven... me hizo pensar que el cristianismo se equivoca con aquello del cielo y el infierno, con aquello del castigo divino... al final, la gente piensa que si Dios es bueno les perdonará (y ya la iglesia inventó también mil modos de evitar los castigos). Pero, de pronto, te ves en medio de gente que cree que, si no es bueno en esta vida, se reencarnará en quién sabe qué bicho... y tendrá que volver atrás en la escala, dejando cada vez más lejos el Nirvana... No es que esté de acuerdo con este otro tipo de creencia (creo que no estoy de acuerdo con nada trascendente)... pero, si tuviera que elegir, tengo claro lo que sería.

Hace años oí a un budista que decía algo así como que en general somos infelices porque nos empeñamos en desear cosas que son escasas y que además no tenemos al alcance de la mano. Que si cualquiera de nosotros deseáramos el agua, ya que tenemos tanta (aunque no sé si es un pensamiento correcto en tiempos de pre-sequía), desearíamos algo de lo que tendríamos en abundancia y nunca seríamos infelices por ello.
Ya lo dijo aquel: “No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita”.

17 marzo 2008

decisiones

Ayer vi una de esas películas que impactan: Los falsificadores. Es una historia, como tantas otras, de unos presos de la Alemania Nazi. Pero está contada de un modo muy especial. Inmersa en una banda sonora de tangos lentos y sensuales, nos enseña un mundo cruel y otro solidario, que convivieron durante aquellos duros años de campos de concentración y muerte.
Lo que me pareció más relevante son las decisiones que, en un momento dado, tienen que tomar sus protagonistas. Me hizo pensar que las decisiones son las que marcan nuestra vida.
Cada decisión hace de nosotros lo que somos; configura una parte de nuestra personalidad y coherencia. Cada uno toma sus decisiones, sabiendo que otro en su lugar tomaría otras diferentes o que, en cambio, aquellos que pueden coincidir en el parecer, seguro lo harán desde premisas o motivaciones diferentes.

Sin duda, en la historia que nos narran, encontramos decisiones que pueden marcar la diferencia entre la supervivencia y la muerte, pero... ¿quién nos dice que las decisiones que tomamos a diario no podrían tener buena parte de la relevancia de aquellas? Al fin y al cabo, cada día nos pueden pasar cosas que hagan que cambiemos (o no) el rumbo de nuestra vida. Tenemos que elegir caminos, siempre a ciegas, sin saber si es mejor aquello que aceptamos o lo que desechamos. Y, tomando cada uno su senda, ni siquiera se puede plantear qué hubiera sido de él si hubiera caminado por la otra vereda... porque ni siquiera sabemos qué va a ser de nosotros en el sendero que escogimos.

La historia dibujó ciega a la justicia... también debió dibujar ciega a la decisión... porque, al fin y al cabo, es posible que nunca conozcamos la totalidad de los elementos que deberíamos para elegir con buen juicio; pero es seguro que nunca conocemos todos aquellos que se configurarán a partir de nuestra elección.

27 febrero 2008

cicatrices en el alma

Dicen que el tiempo cura las heridas, no estoy de acuerdo, las heridas perduran.
Con el tiempo la mente, para proteger su cordura, las cubre con cicatrices y el dolor se atenúa, pero nunca desaparecen.

Rose Kennedy


Somos una especie de contenedor, que va acumulando experiencias. Somos todo aquello que nos ha pasado en la vida. Pero es cierto que lo malo tendemos a esconderlo, a cubrirlo bajo una capa de olvido, intentando que no nos afecte. Pensamos que, si lo ocultamos suficientemente, podremos seguir viviendo como si nunca hubiera ocurrido. Como si nunca nos hubieran hecho daño... como si nunca pudieran volver a hacérnoslo.
Sin embargo, es cierto que el dolor deja cicatrices. Muchas de ellas nos marcarán la existencia mientras vivamos. Aunque hagamos como si no estuvieran, ellas nos recordarán (como hacen los doloridos huesos cuando va a llover) que somos frágiles.
Lamentablemente, algunas veces esas cicatrices consiguen que no nos sintamos bien con nosotros mismos o con los demás; que no confiemos en los otros, temiendo que vuelvan a dañarnos. Pueden hacernos reservados, temerosos, o simplemente (en el mejor de los casos) precavidos.
Quizá deberíamos encontrar el modo de hacer cirugía reparadora y perder de vista esas cicatrices... pero, no pudiendo, ojalá sólo sirvan para prevenirnos de los abismos que nos esperan en el futuro, y no nos empañen los paraísos haciéndonos creer que son simples espejismos.

22 febrero 2008

amigos

Probablemente, a lo largo de mi vida no haya hecho otra cosa que lo que estoy tratando de hacer ahora mismo: que me quieran mis amigos. Y tener cada vez más. Que es la única acumulación que merece la pena en la vida y por la que no se pagan impuestos.

Serrat

14 febrero 2008

Hoy es siempre todavía.



Últimamente, a causa de experiencias propias y ajenas, me ha dado por reflexionar sobre los sentimientos. Aunque deberían ser lo más cercano a nosotros, y por tanto, de lo más íntimo y aceptado, en general ocurre lo contrario, y si de algo solemos tener miedo es de ellos. Es como si no los pudiéramos dominar, como si tuvieran una vida propia ajena a la nuestra, y tomaran decisiones que nos fueran distantes.

En general, muchos sentimientos nos dan miedo, pero el que más y con diferencia es el amor (y aprovecho hoy para hablar de él por que es el día de "su santo").

Amar a alguien debería convertirse en una alegría y un gran acontecimiento, pero no siempre lo asumimos así, porque da un miedo tremendo darse a alguien, y dejar que nos acepte tal como somos (tal y como ni siquiera nosotros nos aceptamos a menudo). Nos asusta que pueda mirar en nuestro interior y que llegue a conocernos quizá más de lo que nosotros mismos nos conocemos. Nos da pavor tirarnos al vacío que supone una sentimiento en el que, cuanto más das más recibes, y que si no das de tu parte se marchita como una flor sin agua.

Cada vez me doy más cuenta, en cambio, de que si el amor existe, si algo se puede llamar así, es un sentimiento compartido por dos, seguramente el único que consigue que dejemos de ser egoístas y pensemos en dar todo lo mejor de nosotros. Pero, justamente por eso, el amor que no se cree eterno no es amor; si no nos lanzamos con la esperanza de que vaya a durar siempre se vuelve efímero y desaparece.

Creo que algo así quería decir Machado cuando dijo "Hoy es siempre todavía"... mientras que pensemos que el hoy durará para siempre, seremos amor, y seremos felices.

09 febrero 2008

Chaplin

No hay nada permanente en este malvado mundo. Ni siquiera nuestros problemas.






08 febrero 2008

Nada es perfecto


Hoy he escuchado a alguien que decía que "nada es perfecto". Y, sin duda, no le faltaba razón.
Pero cuando le doy dos vueltas pienso: ¿y cómo sería si fuera perfecto? Y me doy cuenta de que ni siquiera sé cómo quisiera que fuera si pudiera elegir. Perfecta es la circunferencia (según dicen los matemáticos), pero ¡no se me ocurre una vida semejante!
¿Tan imperfectos somos que ni siquiera somos capaces de imaginar algo que no lo sea?
Yo, cada día más, valoro en su medida las pequeñas (o a veces grandes) imperfecciones, porque empiezo a darme cuenta de que son la salsa de la vida. Cuando esperas algo del futuro y ocurre exactamente como se planeó, a menudo uno tiene la sensación de que falla algo... y quizá lo que falló era la improvisación. Cuando me ocurre lo contrario, en cambio, recuerdo la frase aquella de Lennon de que "la vida es aquello que te ocurre cuando tu te empeñas en hacer otros planes".
En ocasiones tenemos tanto miedo a que ocurran cosas imprevistas que estudiamos todos los detalles de las acciones, los sentimientos, los pensamientos entre los que nos movemos. Incluso llegamos a analizar a las personas que conviven con nosotros, intentando conocerles cada día mejor, a fin de que no nos sorprendan, y si hacen algo inesperado podemos llegar a vernos con el derecho de decir algo como "eso no me lo esperaba de ti", y sería en tono de reproche, como si fuera una traición a la "normalidad".
Yo, en cambio, no quiero "bolas de cristal". Me doy cuenta de que si me ofrecieran ver el futuro me negaría a aceptar tal proposición: la vida me sorprende a cada momento, y lo único que deseo del futuro es conseguir disfrutar cada vez más de esas sorpresas.

02 febrero 2008

Escuchar

Hace poco me he dado cuenta de que no solía escuchar a la gente. Pensaba que quizá estaba demasiado preocupada con mis problemas para escuchar los suyos... pero no, eso no encaja conmigo, porque en realidad me preocupa la gente.

Así que, después de mucho analizarlo, he descubierto que lo que me preocupaba era que me hicieran más daño. Creo que confié demasiado (y demasiadas veces) en gente que no lo merecía. Y que no lo merecían no porque fueran malas personas, o tuvieran malas intenciones... sólo no lo merecían porque no estaban dispuestos a confiar en mí.

Lo de la confianza, o es recíproco o no es nada. Se debe confiar en las personas cercanas; porque, de lo contrario, no se puede llegar a saber quiénes son, ni se puede tener paciencia con ellos, ni se puede llegar al centro de sus corazones: porque si no confiamos no abrimos los nuestros para que puedan pasar.

Hoy, o ayer, o hace unos días (no tiene importancia), empiezo otra vida: una vida en la que vuelvo a confiar. No sé a dónde me llevará este camino. Pero estoy segura que a través de él llegaré mucho más lejos que atravesando el camino huraño de la desconfianza y del alejamiento respecto de la gente cercana por el que últimamente me estaba desviando.

Vuelvo a escuchar, y me gusta lo que la gente me dice. Y espero que a la gente le guste lo que yo les pueda contar...

18 enero 2008

La bola negra

No son más que palabras; todo lo que nos decimos lo son. Pero, en cambio, a menudo una simple palabra nos puede cambiar la vida, o hacer simplemente, que ésta tome una dirección diferente de la que llevaba... realmente, a menudo pienso que somos barquitos de papel cuyo movimiento responde a las palabras, los afectos y alguna cosa más que nos viene de fuera, de los demás.

Queremos pensar que somos autónomos, independientes... pero quizá no seamos más que bolas de billar en un tapete, coloridas formas redondeadas que vamos de un lado a otro, golpeándonos unos con otros, haciéndonos variar las direcciones tomadas previamente y chocando con los márgenes de la mesa (o de la vida). Locos átomos que nos vamos cruzando, unas veces sin vernos, y otras sin poder dejar de mirarnos...
Hoy tengo la sensación de que yo soy la bola negra... espero que mañana me levante de mejor humor...
¿qué bola sois vosotros?