15 octubre 2011

hablo alto y soy muy sincera, discúlpeme


Me han hecho descubrir una canción fantástica de una cantante francesa. Ella es ZAZ y la canción “Je veux”. Podéis ver el vídeo (subtitulado) AQUÍ.
Me encanta la letra porque me siento muy identificada. Creo que sobran las palabras, dejo aquí la traducción, pero es mucho mejor si la escucháis, porque tiene un ritmo tremendo y la cantante tiene mucha fuerza.

Quiero
Ofréceme una habitación en el Ritz, eso no lo quiero
Las joyas de casa Chanel, eso no lo quiero
Ofréceme una limusina, ¿qué haría con eso?
Ofréceme sirvientes, ¿qué haría con eso?
Una mansión en Neufchâtel, eso no es para mi
Ofréceme la Torre Eiffel, ¿qué haría con eso?
Quiero amor, diversión, buen humor
No es tu dinero lo que me hará feliz
Quiero morir con la mano en el corazón
¡Vamos, juntos! Descubramos mi libertad
Olvidemos entonces todos tus prejuicios
Bienvenido a mi realidad
Estoy harta de los buenos modales,
Eso es demasiado para mi
Yo como con las manos. Así soy yo
Hablo alto y soy muy sincera, discúlpeme
¡Adiós hipocresía!, a mí no me va
Estoy harta de los chismorreos. ¡Mírame a mí!
De todos modos no te quiero. Así soy yo
Quiero amor, diversión, buen humor

05 octubre 2011

alegría de vivir

Escuchaba una entrevista con Antonio Banderas en la que, hablando de la felicidad, dijo algo así como:
La felicidad es otra cosa. Yo soy defensor de la alegría de vivir (dice citando a Savater).
La verdad es que me sorprendió.  Quizá porque no es fácil que la gente (actor, pintor, mecánico o lo que sea) diga que la felicidad es algo que no se debe perseguir.

Creo que no lo tenemos lo suficientemente claro: Igual que aquella famosa frase  de Lennon que tiene mil versiones y que viene a decir que “la vida es aquello que te ocurre mientras te empeñas en hacer otras cosas”, la felicidad seguramente también es aquello que te ocurre cuando, como dice Banderas, disfrutas de la alegría de vivir y no te preocupas de nada más.
En alguna ocasión he hablado de la risa: considero que es uno de los grandes remedios para muchas enfermedades. Y, por lo que se sabe, el buen humor puede marcar la diferencia (hay estudios fiables sobre el tema) entre que se supere o no con relativa facilidad ciertas enfermedades e, incluso, entre salir del trance o quedarse digamos… en el hoyo.
Así que todos los pensamientos que confirman o apoyan esa risa, esa alegría, ese "¡disfrutemos de la vida!" me gusta traerlos aquí, a ver si, de una vez por todas, nos convencemos.

02 octubre 2011

madurez

Estuve comiendo con una antigua compañera de trabajo con la que me veo de vez en cuando.
Recordaba con ella que, cuando trabajábamos juntas, al principio me daba la sensación de que ella era toda suave y blandita (no en vano tiene nombre de flor) y yo un cactus. Y para colmo, en vez de pensar que la podría ofender con mi dureza, era yo la que me sentía agobiada por su candor…
Poco a poco hemos ido creciendo lo suficiente como para acercarnos más a la postura de la otra de modo que ya ninguna es el extremo que éramos entonces.
Hablando con ella, me he dado cuenta de que partimos de una visión de la vida desde polos opuestos:
Yo siempre parto del punto de vista del miedo, todo me da miedo y enfrentarme a la vida ha sido muy duro durante los últimos años.
Ella, al contrario, nace en un entorno muy complicado emocionalmente y, en cambio, es valiente y no teme a nada: es “blandita” en el sentido de que sufre por muchas cosas (emocionalmente hablando) pero en cambio es de hierro cuando se trata de defender sus ideales.
Lo más bonito ha sido darme cuenta de que venir de entornos opuestos no nos ha impedido llegar al mismo punto,  empezando a ver la vida de un modo bastante parecido (tolerancia; alejarnos de la búsqueda de la perfección enfermiza;  querer cuidar nuestro cuerpo y nuestra imagen sin perjudicarla hasta el extremo de querer ser diferentes; amar con el riesgo de que nos dañen pero sin querer asumir el riesgo de dejar de hacerlo…)
La conclusión que hemos sacado es que debe ser la madurez.
Sea lo que sea, ¡bienvenida!