29 agosto 2010

vuelta a la realidad

Hoy es el último día de mis vacaciones, el último de un mes intenso:
Me ha permitido viajar y ver parte de Castilla, de la que destaco Salamanca como una de las ciudades que más me han gustado de todas las que he visto.
Aunque Verona sigue siendo la primera del ránking, Salamanca ofrece ese ambiente de Universidad y sabiduría, de aulas antiguas y conocimientos nuevos que hacen de ella una ciudad realmente especial.
También he aprovechado para leer, varios libros que tenía empezados, otros que tenía proyecto, y alguno que ha aparecido de pronto en mis manos. ¡Qué bien se lee cuando no se tiene prisa por hacer otras cosas!
Y, por último, este mes me ha servido para aprender un par de cosas sobre mí misma. No sé si uno es consciente siempre de aquellas vivencias que le ayudan a crecer, a prosperar y acercarse más al ideal personal. Pero sí soy consciente de que estos días he crecido; y vuelvo de mis vacaciones renovada y con menos peso en esa carga que todos llevamos de pasado no resuelto.

20 agosto 2010

ayer era una persona diferente

Por cuestiones del azar y la tecnología, estos días he entrado en contacto con gente de mi pasado. Algunos de los que guardaba una buena impresión y otros no tanto. Así, sin más, recuperé de ellos no sólo quienes eran para mí entonces, sino cómo yo pensaba que eran.
No se ha dado el caso de que hablara con ninguno para confirmar o negarlo, pero aun así me ha hecho reflexionar; porque aceptar que aún fuera vigente lo que recuerdo de ellos: ¿supondría automáticamente asumir que no han cambiado, que siguen siendo las mismas personas que conocí?
He escuchado algo sobre que las cicatrices nos enseñan cómo fue el pasado, pero que no enseñan nada de cómo será el futuro. Lo que sí parece claro es que el futuro es diferente, nos hace diferentes... y el pasado nos trae imágenes de personas que ya no somos...
Quizá también nosotros podríamos sostener lo que Carroll hace decir a su personaje:
“Podría contarles mis aventuras, pero son las que empezaron esta mañana -dijo Alicia con cierta timidez-; no serviría de nada retroceder hasta ayer, porque ayer yo era una persona diferente.